Información general sobre los efectos negativos del hombre sobre el planeta.
"El inconsciente no reside solamente en los pacientes burgueses que tan a menudo están ellos mismos comprometidos con la profesión terapéutica. Tampoco está meramente en los sueños o en las relaciones; y difícilmente en las tramas, pequeñas agonías, de la transferencia; ni en el bovarismo de Flaubert, ahora reescrito como psicodinámica del narcisismo. Sofía sufre hoy en nuestras ciudades, en nuestra tecnología, en nuestras instituciones y políticas paranoides, esas superestructuras descaradamente egoístas que perdieron sus raíces elementales con el arché (origen); y Sofía sufre en los patrones de producción, distribución, consumo y desperdicio: en las cosas comunes de la vida ordinaria que nos rodean con sus neuróticos clamores pidiendo atención, sus figuras desmoralizadas y falsas personalidades con tendencia al derrumbe. Lo daimónico vive menos en nuestros sueños y más en nuestros días, en nuestra inercia moral y en nuestro anestesiado agotamiento" (James Hillman)
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lunes, 21 de mayo de 2007

El oscurecimiento global

Oscurecimiento global (global dimming en inglés) es un término que describe la reducción gradual de la cantidad de luz solar observada que alcanza la superficie terrestre desde la década de los años 1950. El efecto varía con la localización, pero globalmente es del orden de un 4% de reducción en tres décadas (1960-1990); la tendencia se ha revertido durante la
pasada década. El oscurecimiento global crea un efecto de enfriamiento que ha podido llevar a los científicos a subestimar los efectos de los gases de efecto invernadero en el calentamiento global.

El Oscurecimiento global fue dado a conocer por Atsumu Ohmura en 1989; y fue inequívocamente comunicado por Stanhill y Moreshet en 1992. Investigaciones independientes en Israel y Holanda a finales de los 80 pusieron de relieve una aparente reducción de la cantidad de luz solar a pesar de la ampliamente extendida evidencia de que actualmente el clima global se estaba calentando (ver calentamiento global). La tasa de oscurecimiento varía en los diferentes lugares del mundo pero de media es de en torno al 2–3% por década, con la posibilidad de que la tendencia se hubiera invertido a principios de la década de los 90. Es difícil efectuar una medida exacta por la dificultad que entraña calibrar con exactitud los instrumentos y por el problema de la cobertura espacial. No obstante el efecto es real casi con toda seguridad. Véase que el efecto (2-3%, como antes) es debido a cambios dentro de la atmósfera terrestre; el valor de la radiación solar en el límite superior de la atmósfera no ha cambiado en más que una fracción de esta cantidad. El efecto en realidad es de un enfriamiento en las capas bajas y un calentamiento en las altas. Algo lógico si se tiene en cuenta que si las nubes reflejan más radiación esta será más absorbida por las capas altas caldeándolas más mientras que al suelo le llegará menos radiación. El efecto invernadero, en cambio, actúa a la inversa. Devuelve la radiación térmica terrestre al suelo e impide que esta pueda calentar las capas altas por lo que estas se enfrían mientras que la superficie se calienta. En cualquier caso el balance total de radiación devuelta por el planeta se debe mantener constante.
El efecto del oscurecimiento presenta grandes variaciones a lo largo del planeta, pero las estimaciones del valor medio global son:
5,3% (9 W/m²) hacia 1958-85 (Stanhill y Moreshet, 1992)
2%/década a lo largo de 1964–93 (Gilgen et al, 1998)
2,7%/década (total 20 W/m²) hacia 2000 (Stanhill y Cohen, 2001)
4% durante el periodo 1961-1990 (Liepert 2002)
[1]
Las mayores reducciones se dan en las
latitudes medias del hemisferio norte.
Experimentos realizados en las
Maldivas (comparando la atmosfera de las islas situadas al norte con las del sur) en los 90 mostraron que los efectos de los contaminantes de la atmósfera de aquel momento (empujados hacia el sur desde la India) producían aproximadamente un 10% de reducción de la luz solar que alcanzaba la superficie en la zona bajo la nube de contaminación – una reducción mucho mayor de la esperada por la sola presencia de las partículas [2] . Antes de que se emprendieran las investigaciones, las predicciones apuntaban a que los aerosoles antrópicos contribuían entre un 0,5% y un 1% al efecto; la variación observada en la predicción se explica por la formación de nubes en las que las partículas actúan como núcleos de formación de un mayor número de gotas aunque de menor tamaño. Estas nuevas nubes, como se ha dicho antes, son más eficaces reflejando la luz de vuelta al espacio.
Pero otro estudio vendría a avalar dicha hipótesis por una vía totalmente distinta. Se trata del índice de evaporación en tanque. Durante mucho tiempo tanto agricultores como meteorólogos en muchas partes del mundo vienen realizando anotaciones de la cantidad de agua evaporada cada día. El nombre de este indicador viene del hecho que cada día se mide cuanta agua se ha evaporado de un determinado tanque que se rellena hasta la misma marca para volver a dejarlo expuesto un día más. Los resultados venían siendo contradictorios con el calentamiento global existente y pasaron desapercibidos hasta que dieron con ellos los estudiosos del nuevo fenómeno del oscurecimiento. El hecho era que el índice de evaporación en tanque disminuía. Es decir que cada vez se evaporaba menos agua. Esto se contradecía, aparentemente, con el hecho de que cada vez hacía más calor. Pero haciendo los pertinentes cálculos físicos se puede comprobar que el elemento que más contribuye a la
evaporación no es ni la temperatura ni la humedad sino la irradiación solar. Porque son los fotones al impactar sobre la superficie del agua los que aportan la energía suficiente para que estos se desprendan del resto de moléculas a las que se encuentran adheridos por los puentes de hidrógeno. Así pues, la única conclusión posible a dichas mediciones era que, cada vez, nos llegaba menos radiación del Sol.
Algunos climatólogos han propuesto también la teoría de que las
estelas de condensación de las aeronaves están implicadas en el oscurecimiento global, pero el flujo constante de tráfico aéreo impedía que se pudieran efectuar pruebas. La restricción prácticamente total del tráfico aéreo civil durante los tres días que siguieron a los ataques del 11 de septiembre de 2001 proporcionaron una extraordinaria oportunidad para observar el clima de los Estados Unidos sin la presencia del efecto de las estelas de condensación. Durante este período se observó un incremento en la oscilación térmica diaria de más de 1°C, es decir, las estelas de las aeronaves contribuyen a disminuir las temperaturas diurnas y a elevar las nocturnas en mucho más de lo que previamente se creía. El efecto neto que tiene esto sobre la temperatura en la Tierra está aún en discusión y no resulta tan fácil de calcular puesto que solo se dispone de tres días de datos en esas peculiares condiciones.


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Oscurecimiento_global / Fotografía de la NASA

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